Mirando al mar nació Aldán, un rincón exclusivo de la península del Morrazo.
Durante siglos, sus únicos moradores eran pescadores que cada día surcaban la ría en sus pequeñas embarcaciones.
Con el tiempo, este paraíso, con sus cantos de sirena, han atraído la mirada de los viajeros que buscan un lugar especial, de los pocos que no se han dejado seducir por el turismo de masas.
Es así como este enclave único ha mantenido su esencia, casi virginal dónde el producto local es el rey.
Aldán nos sobrevivirá, pausando en el tiempo, para escapar de todo, incluso de nosotros mismos.

