Mirando al mar nació Aldán, un rincón exclusivo de la península del Morrazo.

Durante siglos, sus únicos moradores eran pescadores que cada día surcaban la ría en sus pequeñas embarcaciones.

Con el tiempo, este paraíso, con sus cantos de sirena, han atraído la mirada de los viajeros que buscan un lugar especial, de los pocos que no se han dejado seducir por el turismo de masas.

Es así como este enclave único ha mantenido su esencia, casi virginal dónde el producto local es el rey.

Aldán nos sobrevivirá, pausando en el tiempo, para escapar de todo, incluso de nosotros mismos.

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Apartamentos Ardora

Una casa que en un momento dado puedan ser dos, tres o cuatro…

Tres naves buscan el mar, unidas por escaleras individuales a un zócalo común que permite las diferentes combinaciones de uso.

Construidas como un casco de barco invertido; estructura, forma y construcción son una única decisión.

Las tres naves son la “obra muerta” (el casco del barco). En el interior, a modo de “obra viva” (que puede cambiar y mudar sin alterar la capacidad de navegar) dos cajas-muebles recogen todo lo instrumental.

Organizan funcionalmente el espacio con capacidad de mutación.

“¡Juancito, si sube la marea tú no tienes problemas! Le das la vuelta a la casa y ya tienes tres barcos para navegar!” le dijo un vecino.

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